La isla negra, la cara oculta de la Ibiza del siglo xix, es la ópera prima de Toni Montserrat. Un thriller histórico con un esmerado trabajo de investigación que te atrapará de una manera cautivadora.
Texto: Susana Alfonso
¿Qué te ronda antes, las ganas de escribir o de ficcionar esta historia en concreto?
Lo primero que pensé, una vez que supe de las muertes de Sant Jordi, fue que debía averiguar todo lo posible acerca de los crímenes. Me impactó la historia, quería escribirla, pero necesitaba conocer qué había sucedido en realidad para valorar qué podía incluir y que debía ficcionar.
¿Cómo llegó a tu conocimiento los asesinatos llevados a cabo en Ibiza en 1863?
Leyendo un artículo de Fanny Tur en el Diario de Ibiza. Fanny es la directora del archivo histórico de Ibiza y tiene por (excelente) costumbre escribir una columna semanal en la que comparte curiosidades que va encontrando. Aquel día se refería, de manera tangencial, a las muertes salvajes del párroco de una iglesia rural y de su criado: me quedé helado.
¿Qué te atrajo de ellos para enrolarte en un thriller histórico siendo tu primera novela?
Me atrajo dos cosas: lo extraordinario de las muertes (un religioso querido y respetado por su congregación) y una época totalmente desconocida para mí. Era un reto importante, pero al mismo tiempo, una gran oportunidad de aprender y recrear cómo era aquella Ibiza del pasado.
«Los índices de criminalidad de aquella Ibiza eran espantosos, con un número inconcebible de reyertas con heridos e incluso muertos cada año».
¿Se llegó a resolver el caso de los asesinatos del párroco de la iglesia rural de Sant Jordi y su criado?
No. El pueblo tenía sus sospechosos y se propagaron ciertos rumores, como suele pasar, pero no se pudo demostrar nada y los culpables salieron indemnes.
¿Cuál es el planteamiento que has seguido para contarnos esta trama?
Mi punto de partida es el que he explicado más arriba: la autoridad local no encuentra a los culpables y se da la investigación por finalizada. A partir de ahí, hago venir a un investigador de fuera, Marc Guasch, que trabaja para un (imaginario) cuerpo de investigación y que, junto con un policía local, Toni Riera, se ponen manos a la obra para dar con los culpables. Esto es ficción, por supuesto. ¿Qué hay de real en la novela? Muchos personajes (religiosos, políticos, funcionarios, etc.) y la ambientación histórica de la isla, que es extremadamente rigurosa. La novela tiene un punto costumbrista y el lector se sumergirá en aquella Ibiza del pasado y comprenderá cómo vivían los ibicencos de la época.
¿Cuál es el contexto histórico de la Ibiza del siglo XIX? Una época que nos sugiere otra perspectiva muy diferente a la que se tiene en la actualidad de la isla…
Pobreza extrema; costumbres muy arraigadas; población iletrada e ignorante; gentes humildes y sencillas, pero también orgullosas y con propensión para sacar el cuchillo o el catxorrillo (un arma de fuego rudimentaria) para tomarse la justicia por su mano. Los índices de criminalidad de aquella Ibiza eran espantosos, con un número inconcebible de reyertas con heridos e incluso muertos cada año. No me negarás que el entorno es ideal para una novela policíaca… Aquella isla es opuesta a la Isla blanca que tenemos y vendemos en la actualidad y de ahí el título.
¿Hay mucho trabajo de investigación? ¿En qué ha consistido? ¿Qué fuentes has utilizado?
Como decía antes, el proceso de documentación ha sido crítico: mi intención era trabajar mucho la parte histórica para que el lector, de un modo cómodo y sencillo (leyendo una amena novela negra) pudiera sumergirse en nuestro pasado y conocer cómo vivíamos por estas tierras. La fuente principal ha sido el tomo de Las Antiguas Pitiusas que el archiduque Luís Salvador escribió en 1867 y que es una enciclopedia de la Ibiza de la época. También me he apoyado a menudo en la Enciclopèdia d’Eivissa i Formentera, además de consultar infinidad de libros adicionales. Aprender tanto sobre aquella Ibiza ha sido una experiencia fascinante.
Háblanos de los personajes con ecos quijotescos y por qué de ello.
Surgió de manera natural. Tenía claro el perfil de Guasch, que debía ser un tipo serio y enfocado en su trabajo. No me iba la idea de un detective torturado por el alcohol o similares, me gustaba que fuera un tipo normal, como podríamos ser cualquiera de nosotros. Por supuesto que tiene sus cosillas, como un vínculo oculto con la isla o miedos varios. Riera, el subinspector local, surge un poco como contrapunto: tiene sentido del humor, un humor por otra parte, que podría ser perfectamente el de mi padre o sus amigos y en el que cualquier frase suele ir con segundas y hay broma constante para con los demás y con respecto a la vida en general.
¿Cuál es la experiencia después de tu opera prima?
Maravillosa. La sensación es que el esfuerzo, que ha sido bestial, no nos engañemos, ha valido la pena. Que alguien (un familiar, un amigo, un conocido o un completo desconocido) le dedique 12-15 horas a leer y recrear algo que tú has escrito en la intimidad, es algo mágico; y si, además, te transmiten sus felicitaciones y su alegría por haberlo hecho, incluso gente que no tendría por qué hacerlo… es lo máximo: eso le da sentido a todo. Además, está la gente extraordinaria que estoy conociendo en este viaje y que quedará ahí para toda la vida.
«Quien quiera un libro de ritmo trepidante como El código Da Vinci o El último catón le aconsejo pase de Isla negra. No es lo que buscan. Mi trama es pausada […], y lo importante para mí es que, según afirma la mayoría de los lectores: «Dan ganas de seguir leyendo en todo momento».
¿Te esperabas publicar en un grupo editorial tan grande?
Ni por asomo. Daba por supuesto que iba a autopublicar. Era lo más natural. Además, el «proceso» de búsqueda de editorial también fue sorprendente, ya que solo envié el manuscrito a Alberto Marcos, de Plaza & Janés: le gustó, me dijo que quería publicarlo y ahí se acabó la historia (o empezó más bien). Y hablando de cosas impresionantes: me acaba de confirmar Alberto que va a imprimirse una tercera edición de Isla negra. No sé ya cómo dar las gracias, me he quedo sin palabras.
¿Cuáles son las reacciones que estás recibiendo?
A la gente, en general, le está gustando mucho. En Ibiza este verano ha sido una especie de revolución. Estoy alucinado. Por otro lado, hay quien me ha dicho que esperaba un thriller rápido (por suerte, una minoría)… Pero esa no era la historia que yo quería escribir. Quien quiera un libro de ritmo trepidante como El código Da Vinci o El último catón le aconsejo pase de Isla negra. No es lo que buscan. Mi trama es pausada (como puede serlo una investigación de Bevilacqua o de Leo Caldas), y lo importante para mí es que, según afirma la mayoría de los lectores: «Dan ganas de seguir leyendo en todo momento». ¿Pueden decirte algo mejor que eso?
¿Vas a seguir escribiendo? Si es así, ¿continuarás con el mismo género?
Sí. Me he divertido mucho con la experiencia de la escritura y he empezado una segunda historia en la que repiten algunos personajes (no diré cuáles para no chafar el final de Isla negra). Espero que, quien no lo haya leído todavía, se anime a sumergirse en sus páginas y, sobre todo, que lo disfrute.